

Queremos espejos que nos muestren como somos en realidad: De muchos tamaños y colores, despeinadas, con picaduras de mosquitos, con piojitos en la cabeza, con moños torcidos de tanto hamacarnos y con una sonrisa gigante de gustarnos como somos.
Por eso nuestra princesa del espejo se transforma en una Antiprincesa, como Frida Kahlo, que usó su propio rostro en ese cristal para crear muchos mundos a través de la pintura y del arte. Frida usó su “antiespejito” para mirarse como más quería, ¿por qué no usar uno nosotrxs?
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Autoras: Nadia Fink y Pitu Saá. 24 páginas Ediciones Chirimbote.